El tipo de cuero varía según el tipo de animal, estructura, sexo, edad o estación del año en las cuales las pieles fueron tratadas. Algunas de las pieles más utilizadas según su procedencia son:
Becerro: El pelo de este animal es muy fino y los folículos capilares se encuentran mucho más juntos que en otras especies. Esto se traduce en una piel fina y casi lisa, que le otorga una textura suave y delicada, podríamos decir “aterciopelada”. Además, es un tipo de piel muy resistente. Se suele usar para realizar cinturones acolchados, monederos, billeteros y bolsos.
Cabra: Esta piel se caracteriza por ser muy fina, pero, a su vez, es muy resistente debido a su estructura, ya que es muy flexible y compacta. Es ideal para la fabricación de guantes, calzado de lujo y encuadernaciones de la mayor calidad.
Cerdo: Este tipo de piel se caracteriza por ser muy duradera. Hablamos de un material muy fuerte y resistente. Los pelos suelen están agrupados en grupos de tres y son muy rígidos. Cuando se retiran, dejan unos pequeños agujeros, provocando que la piel luzca un aspecto moteado. Se utiliza principalmente para cinturones, monederos, billeteras, etc.
Oveja y carnero: Esta piel es de las más conocidas, comúnmente llamada badana. Es curtida de modo vegetal. Se caracteriza por ser una piel elástica, suave, con poco brillo y fina. Suele usarse para fuelles, forros, delantales y restauración.
Vaca: Esta piel es la más utilizada actualmente. Estamos ante un material de buena calidad, muy versátil e interesante para crear todo tipo de trabajos creativos. Es muy resistente debido a que su estructura es muy compacta, presenta cierta rigidez y, aun así, es flexible. Lo habitual en este tipo de piel es que presente algunas marcas superficiales como pueden sen arañazos, estrías y agujeros. Dependiendo de su grosor, podremos usarla para realizar máscaras, suelas de zapatos, bolsos, joyeros, carteras, cajas y cinturones.